No hace falta tras 15 meses de esta locura recordar a qué punto la industria MICE y de business Travel ha estado devastada por la pandemia. Parada en suelo como los aviones que han dejado de despegar durante todo este tiempo. Solo hace falta recordar tres cosas.
Primero, la capacidad de aguante y de lucha de un sector que desde el primer día ha combinado la responsabilidad sanitaria con los intentos de volver a activarse. Lo que ha hecho LaLiga, trabajando con sus partners hoteleros para permitir que vuelva el viaje y abran los hoteles de nuevo. Los profesionales de este sector han tenido un papel motor en la adaptación al contexto, la definición o aplicación de normas. Obviamente, muchas empresas han simplemente colgado un cartel temporal de “no viajamos”, pero la actitud de nuestro sector se ha orientado no solo a aguantar el chaparrón sino a luchar por una recuperación responsable. Y en muchos casos, hemos sido líderes en la sustitución de encuentros físicos por otros virtuales, ganando así un conocimiento de otras herramientas que necesitaremos mañana, y que han mantenido las empresas conectadas a pesar de la pandemia.
Segundo, la ausencia de contactos directos (esto que permite el business travel y los eventos) durante esta pandemia, nos ha recordado algo que nos parecía obvio pero que queda hoy más patente que nunca. Necesitamos vernos; las relaciones y las emociones se crean y consolidan cuando compartimos momentos, en esta maravillosa alquimia humana que es el encuentro, la mirada, la conversación fluida, la experiencia compartida. Muchos han enterrado esta noción, rindiéndose a Zoom & co, pero hoy, cualquier nuevo encuentro nos recuerda el potencial increíble del encuentro. De hecho una de estas predicciones de bajada duradera del viaje y del evento nos ha venido en un número especial de The Economist… pero la misma publicación matizaba inmediatamente que este tipo de predicciones se hace en cada crisis (como la del 2008) pero el face-to-face vuelve, como experiencia humana insustituible.
Tercero, los retos siguen y seguirán y hemos aprendido que no podemos descansar ni ser complacientes. Darwin sigue reinando, y solo si somos eficientes y relevantes mañana seguiremos vivos profesionalmente. La presión en los costes es un modus operandi de las empresas y solo lo que se justifique (y sepamos argumentar) se seguirá haciendo. Lo virtual seguirá, y más que considerarse como puro competidor, tendrá que ser un arma más que manejamos como parte de las herramientas que ayudan a vender. Un profesional de viajes tendrá que ser algo más amplio, uno de MICE también. Expertos en la relación humana, en la creación de experiencias fluidas, eficientes e impactantes. Y (aquí está nuestra gran mejora de esta crisis) con un dominio de la tecnología mucho mejor. Sin miedo pero con obsesión por la relevancia, se abre un futuro en el cual cabemos, sin duda.
Eric Mottard, Founding partner, CEO del Grupo eventoplus